2. El si pronuncian y la mano alargan Al primero que llega | ||
Crítica acerba de las bodas por interés o razón política, en que Goya censura lo que no sea verdadero amor de la pareja y denuncia la doblez de la novia, hermosa enmascarada, pero contenta con su sino. El tiempo dirá cómo es.
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3. Qué viene el coco | ||
Insensatez de las madres que aterrorizan a sus hijos con horrores imaginarios, a veces para lograr desentenderse de las criaturas o alejarlas cuando no les conviene que sean testigos de una bribonada.
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4. El de la rollona | ||
Mofa de la artificiosa prolongación de la infancia que sufren los hijos de casa rica, caprichudos e inútiles a base de vivir como bebés. "El de la Rollona, diez años y aún mamaba": frase hecha contra la madre que impide la vida adulta del hijo.
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5. Tal para qual | ||
Dura estampa contra el atildamiento, femenino y masculino: el pisaverde pasa sus horas en acicalamientos, como la coqueta, pendiente no de ser, sino de aparentar y apegado a las modas y no al buen temple.
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6. Nadie se conoce | ||
La máscara de Carnaval no tapa, aunque todos finjan que no saben quienes son y, así, obren a su antojo y puedan complacerse. Pero el engaño no existe en el carnaval de la vida: ni los «cuernos» pueden, al cabo, disimularse.
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7. Ni asi la distingue | ||
Aunque la mire de cerca no conocerá su ser verdadero y se engañará si solo se fía de la apariencia, así se ayude de anteojos. Más le valiera reparar en cosas que no se llevan en la cara. Goya firmó la plancha, abajo, a la izquierda.
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8. Que se la llevaron! | ||
Si no velan por el decoro y la fama de la mujer, así ella misma como los suyos, puede acabar por la fuerza de las cosas, donde nunca quiso haber estado. O, más sencillamente, dos bárbaros que raptan a una joven.
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9. Tantalo | ||
Tántalo, por maldición de los dioses, no podía alcanzar nunca el agua y las frutas que tenía cerca. El hombre que no es atento y amable con su mujer, la pierde, como si estuviera muerta, y ya nunca la logra, por más que llore.
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10. El amor y la muerte | ||
Los anticuados, que se toman cualquier chanza a la tremenda, como en los dramas de Calderón, se exponen a morir en una pendencia por asunto de faldas. Así y todo, él amaba locamente y ella queda en la desesperación. Eros y Tántalos.
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11. Muchachos al avío | ||
"Moralistas" y "Mercaderes silvestres" pensó titular la estampa. Los contrabandistas proclaman no ser ladrones: pero "muchachos" con avío de navaja, mondadientes, cigarro, fusil y holganza son lo que parecen y no lo que dicen.
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12. A caza de dientes | ||
La superstición es dura dueña: hay quien se atreve a arrancar con sus manos los dientes de un ahorcado, por horror que le cause, para emplearlos en bebedizos o conjuros, según se sabe desde "La Celestina". Tanto puede la ignorancia.
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13. Estan calientes | ||
Parece que Goya concibió primero una escena onírica de canibalismo. Quedó en triste mofa de gentes que no tienen otra idea que la de comer y ni aun capacidad para hablar de lo que no sea el condumio
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14. Qué sacrificio
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Con dolor del padre, pero la boda de apalabra. El rico zambo y corcovado, aponderado por su amigo, "compra" una linda novia que, infeliz, nada pinta en el caso. Goya firmó esta plancha, abajo, a la izquierda.
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15. Bellos consejos
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En manos de la horrible mujeruca que cree conocer la vida porque nada ignora de sus picardías y maldades, la linda joven, promesa de una vida en sazón, puede convertirse en la reedición de aquélla.
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16. Dios la perdone: Y era su madre
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Se fue de casa, hizo dinero fácil con su cuerpo y despachó a la mendiga que le pidió un auxilio con una moneda y la frase de rigor: un simple deseo que nada vale. Sin advertir que era su madre.
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17. Bien tirada está
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Bien estirada está la media que adorna la linda pierna juvenil. Y bien tirada anda ya la muchacha que la luce, anzuelo para los hombres que compran su belleza.
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18. Ysele quema la casa
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La expresión bobalicona del perezoso, desaliñado e incapaz, acaso ebrio, muestra su ausencia de la vida verdadera y una inconsciencia tal que no advierte los más graves peligros.
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19. Todos caerán
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Un burdel bien organizado por la vieja alcahueta logra atraer y dejar sin dineros a los embobados clientes, z quienes se acaba por sacar cuanto llevan, aunque no tuvieren intención de gastarlo.
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20. Ya van desplumados
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Todo ha sido fingimiento: sin dineros, no hay carantoñas. Las gentes "respetables" que rigen el lupanar observan impávidas y complacidas cuán bien marcha el negocio.
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21. ¡Qual la descañonan! | ||
La ramera es la rapaz de los "pollos" que la frecuentan, pero la autoridad corrupta, con faz predadora, es la rapaz de todos: usa su poder para desplumarla impunemente sin que trascienda, tapado todo con su amplia capa.
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22. Pobrecitas! | ||
¿Una redada de prostitutas? Avergonzadas y temerosas, tanto, que tapan su rostro, su vida vida acaba en el temor y la indefensión, sujeta a la voluntad ajena. Mal oficio.
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23. Aquellos polbos | ||
El o ella, qué más da. La Inquisición crea un ambiente sofocante: dar polvos para bebedizos de amor exige castigo público y solemne. No tendrá la Iglesia cosa mejor que hacer. Un auto de fe así pudo ver Goya en Madrid, en 1784.
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24. Nohubo remedio | ||
Pobre mujer, entre espectadores rudos o pasivos y alguaciles con cara de perro que le darán de vergajazos. La Inquisición pone coroza o cucurucho de infamia a una infeliz desnuda y la Justicia la exhibe ante el Pueblo. Una ignorancia sobre otra.
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25. Si quebró el Cantaro | ||
La mísera madre sufre más por el barro quebrado que por la piel y el dolor de su crío. Ni le basta con la palma de la mano ni permite el tenue alivio del calzón interpuesto. A falta de más manos, usa los dientes.
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26. Ya tienen asiento | ||
Las coquetas viven por fuerza sujetas a mudanza, al capricho propio o al ajeno, a una vida sin fundamento sólido. No tienen más posibilidad de "asentarse" en la vida que la de ponerse una silla sobre la cabeza.
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27. Quien mas rendido? | ||
Nadie más rendido que el galán zalamero, encaprichado de una bella frívola y casquivana, dispuesto a mil tonterías: la pasión por la mujer logra más rendiciones que el arma del enemigo.
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28. Chiton | ||
La vieja alcahueta y celestinesca, siempre encogida y rezando el rosario, acepta mediar en los amores inconfesables de una dama de buena posición: en el sigilo ("¡Chitón") hallará su recompensa.
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29. Esto si que es leer | ||
El adinerado vejestorio, que ni para vestirse o acicalarse desea valerse por sí, aparenta ocuparse en un texto, aunque su pereza y desinterés lo mantienen con los ojos cerrados: no necesita para nada instruirse.
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30. Porque esconderlos? | ||
Sufre el codicioso por la integridad de sus caudales, angustiado y en perpetuo tormento; ríen de su inútil empeño quienes saben que él morirá y los dineros quedarán en este mundo... y en sus manos.
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31. Ruega por ella | ||
Mientras dirige atenta el embellecimiento de la joven ramera, su pupila, la alcahueta reza su sempiterno rosario para obtener de Dios la fortuna a través de la venta del cuerpo ajeno.
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32. Por que fue sensible | |||
Parece tratarse de un caso real. Acaso alguna pobre moza que auxilió a quien no convenía, se defendió de quien no lo permitía, amó a quien no podía: dio con sus huesos en la mazmorra. Joven, hermosa, angustiada y sola. Así es el mundo.
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33. Al Conde Palatino | ||
Nunca han faltado falsos príncipes charlatanes que han engañado a los crédulos con su aspecto distinguido y sus modales de «gente bien». Apariencia que les ayuda en sus trapacerías y fraudes. No fiarse.
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34. Las rinde el Sueño | ||
¿Monjas, mendigas, encarceladas, rameras, todo ello a un tiempo? La tétrica escena muestra a un grupo de desdichadas que acaban su jornada en el agotamiento y en lugar escasamente acogedor.
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35. Le descañona | ||
«Le despluma». Él, arrobado, mira suavemente adormecido los encantos de la maja entre cuyas manos va a perder barbas y patillas. Y, quizás, alguna cosa más...
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36. Mala noche | |||
Frío, incomodidad, falta de clientes... Las busconas añaden a su vida de padecimientos más dolor y carencias en una oscura noche agitada por un rudo viento en la que, incluso se muestran más de lo que querrían.
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37. Si sabrá mas el discípulo? | ||
¿Acabara sabiendo más el alumno que su profesor? No. Todos acabarán como lo que son: jumentos. Por mucho empeño que se ponga -viene a decir Goya-, de donde no hay, no se puede sacar.
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38. Brabisimo! | ||
En una estampa preparatoria de ésta aclaró Goya el primer sentido que quiso dar a la escena: «Protege las Artes y dicen que lo entiende». Ya se ve que no: el mono lleva la guitarra al revés. Hay mecenazgos que se prestan sólo por fatuidad.
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39. Asta su Abuelo | ||
Primero dibujó Goya un libro normal y tituló la estampa «El Asno Literato». Luego, lo ilustró con pollinos y trazó, en la mesa, un escudo asnal: mofa de la obsesión por hallar abuelos ilustrísimos. Vaya mérito: todos serían burros.
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40. Deque mal morira? | ||
El enfermo, exangüe, está en manos de un mal médico, no por bien trajeado más competente: no hace falta discurrir para saber que la incompetencia va a ser la causa de su muerte.
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41. Ni mas ni menos | ||
En una prueba anterior, Goya criticaba a su propio gremio: «No morirás de hambre», dice al simio pintor, en cuyo cuadro queda embellecido el asno que le paga el retrato. Como si eso engañase a alguien. Burro, con peluca o sin ella.
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42. Tu que no puedes | ||
«Cómo suben los borricos» fue su primer título: muchos encumbrados son asnos, aunque manden y gobiernen. Por si fuera poco, se encaraman sobre el sudor de los humildes. «Tú que no puedes, llévame a cuestas». Qué tiesos van. Y con espuelas.
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43. El sueño de la razón produce monstruos | ||
«El autor, soñando. Su yntento solo es desterrar bulgaridades perjudiciales, y perpetuar con esta obra de caprichos el testimonio sólido de la verdad», escribió Goya dos años antes (1797). Pensó poner la estampa al frente de la edición.
Aguafuerte y aguatinta. 218x152 mm. |
44. Hilan delgado | ||
Estas horribles mujeres, mezcla de brujas, celestinas y parcas, son calculadoras, metódicas y frías. Expertas en decidir destinos ajenos, quien cae en sus manos puede perecer: aun antes de haber vivido (¿provocadoras de abortos?)
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45. Mucho hay que chupar | ||
La superstición y la brujería hacían creer que las viejas podían vigorizarse con la sustancia vital de los niños. Chupar esa sustancia y «chupar» el dinero de quien encarga el negro negocio. Mucho chupar.
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46. Correccion | ||
Todos, en apariencia, andan contritos, compungidos y llenos de comedimiento. Pero al fondo asoman los horrores de sus almas, que también se traslucen en sus rostros, si bien se observa.
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47. Obsequio á el maestro | ||
Las brujas del alma horrible ofrendan un niño al Maestro, figura sexualmente ambigua y con dos cuernos esbozados que revelan su condición satánica. Casi lo único digno de la reunión es el Diablo.
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48. Soplones | ||
Quien denuncia desde el anonimato es un demonio que satisface al depravado y crea un ambiente fétido (obsérvense abajo las fuentes de la delación). Sólo maldad y alevosía hay en el alma hedionda del soplón.
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49. Duendecitos | ||
El pueblo creía en los pícaros duendes nocturnos, más bien simpáticos, con aire de frailucos. Tan falsos como las brujas y hechiceras, poblaban la mente de la gente sencilla. Así los vio el aragonés.
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50. Los Chinchillas | ||
Aristócratas ociosos de una comedia de Cañizares, los Chinchilla y quienes son como ellos tienen el seso ocioso, se nutren sin esfuerzo, de forma asnal y, además, ciega. Sus libreas y espadines no los hacen respetables.
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51. Se repulen | ||
Los depravados que esquilman y mal gobiernan el mundo no desean mostrar su calaña y rapacidad, para no causar alarma ni sospecha. Disimulan sus garras y, así, logran mejor su innoble propósito.
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52. Lo que puede un sastre! | ||
Poderosa estampa. La superchería vive de la ignorancia y el engaño. Las cosas en que debe creerse no han de elegirse por la apariencia: ésta, a menudo imponente, puede ocultar naderías, camelos.
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53. Qué pico de Oro! | ||
Embobados están... porque son bobos. En el gárrulo papagayo no reconocen a quien sólo repite lo que otros dijeron. Sin mérito propio, pero con solemnidad aparatosa, deja boqiabiertos sólo a quien son más vacuos que él. Lo merecen.
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54. El Vergonzoso | ||
El rostro, con una gran nariz que recuerda un falo, sale de los calzones, donde su dueño, avergonzado, lo encierra, salvo para comer. El mundo es cruel y se burla de la fealdad física.
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55. Hasta la muerte | ||
Goya era amigo de los Osuna y es difícil que su acerba crítica se refiera a la Duquesa. Reprocha a las mujeres de edad que se acicalen como jovencitas y crean a los pícaros parásitos (guitones) que las requiebran por interés.
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56. Subir y bajar | ||
El encumbrado de hoy, ayudado por un ser democrático, fulmina a quienes quieren ponerse a su altura. Pero lo mismo que ahora sube, bajará. Como les sucedió a los que ahora caen. Es el sino del poder.
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57. La filiacion | ||
La mujer elegante, con máscara zorruna y de cuya halda sale una cebeza de viejo (cornudo en dibujo previo e, incluso, evocando una vulva), ¿será hija de quien dice? ¿U oculta su progenie verdadera, hija de cornudo a quien no se parece?
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58. Tragala, perro | ||
El monstruo de la Superchería preside, al fondo, la escena en la que un infeliz es obligado por las autoridades a «tragar» una vejatoria y terrible lavativa. Y le hacen un favor... Otros dicen que es un enredo cómico que Goya conocía.
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59. Y aun no se van! | ||
Primero pudo titularse «La trampa». Luego, «Salga lo que saliere». La muerte es la trampa ineluctable. Todos caeremos en ella, y guarde lo que guarde, pasaremos por ello. Siempre estarán ahí: la Muerte y los Muertos.
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60. Ensayos | ||
Brujas primerizas que, ante el Macho Cabrío, han dejado sus ruecas, el cántaro de las pócimas, la calavera y los gatos para iniciarse en el vuelo hacia el Akelarre. Goya conoció, por Moratín, los detalles inverosímiles y absurdos atribuidos a las brujas de Zugarramurdi, condenadas por la Inquisición en 1610.
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61. Volaverunt | ||
La bella, con cabeza de mujer que mariposea, se fue, como en un vuelo, del mismo modo que las brujas. Primeramente, escribió: «La hacen volar». La Mala Fortuna priva al Hombre del Amor, se lo arrebata. ¿Perdió Goya a la Duquesa?
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62. Quien lo creyera! | ||
Ninguna bruja es tan poderosa, por mucho que lo crea, como el Mal mismo a quien sirve y representa. Éste, al fin, también puede con sus servidores, que por no serle fieles ni poderosos se han de librar.
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63. Miren que grabes! | ||
Serios y graves. Pero terribles. Encumbrados, viven sobre montura o pedestal, parece que meditan y la multitud, a distancia de la cual se mantienen, los aclama y respeta. Mas el uno es un ave de presa y, el otro, un asno.
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64. Buen viage | ||
Será un viaje notable. Todos los horrores agrupados en el cielo nocturno planean sobre el mundo. Un monstruo transporta a otros consigo, todos horrendos e indeseables. ¿O son almas pecadoras camino del Averno?
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65. Donde vá mamá? | ||
El primer comentario de Goya llamó a esta obesa mujer «Bruja poderosa». La gran ruindad siempre tiene escolta de otras menores y asiduas y cortejo de males o vicios de menor fuste.
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66. Allá vá eso | ||
Un cortejo brujeril, con murciélago, gato rabioso, sierpe y cayado cruza los aires a gran altura sobre el suelo. La bruja veterana lo guía y la aprendiza se acostumbra y aprende los saberes del oficio.
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67. Aguarda que te unten | ||
El iniciado a la brujería (o al mal, o al vicio) ya se ha tornado en lo que quería: un cáprido. Pero tiene tanta prisa en ejercitarse que pugna por actuar sin que su transformación haya concluido: aún tiene un pie que no es pezuña.
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68. Linda maestra | ||
Las brujas alcahuetas detectan a las buenas novicias. Les enseñan lo preciso para que dejen de ser fregonas y se entreguen a negocios más rentables. La escoba no han de usarla para barrer, sino para volar alto. Metáfora sobre chismes de Zugarramurdi que Goya conocía bien.
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69. Sopla | ||
«Brujas consumadas», como anotó Goya en un dibujo previo. Usan niños en sus conjuros, presas inocentes que acarrean a la tenebrosa ceremonia los ángeles del Mal. Eso creía el vulgo. Y la Inquisición de Logroño, que sentenció a las brujas de Zugarramurdi en el siglo XVII.
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70. Devota profesión | ||
Oficio el brujeril que exige dedicación y esfuerzo, pues, a tenor de lo que se cree, la bruja ha de ser capaz de un sinfín de cosas. Una de ellas, aprendiza, se examina ante muy grandes hechiceros. Todos con orejas de burro.
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71. Si amanece; nos Vamos | ||
A la luz del día, no es posible el conciliábulo de brujas. A la luz del saber y la razón, se dispersarán la ignorancia, la superstición y el engaño en que tantos viven presos, a veces verdugos y víctimas a un tiempo.
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72. No te escaparas | ||
No hay por qué ver en la escena alusión a Godoy ni a nadie en particular. Los lascivos pajarracos, poderosos, adinerados, astutos, acabarán siendo dueños del juvenil atractivo de la damita. ¿Qué ha de hacer ésta, sin fortuna ni poder?
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73. Mejor es holgar | ||
«¿Que te cansas?», tituló primero Goya la imagen de la pavisosa consentida, con la cabeza a pájaros, que no atiende a lo que hace y deja el ovillo en el regazo, pensando en Babia, como si le diera fatiga lo poco que hace.
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74. No grites, tonta | ||
No molesta, en el fondo, la aventura a la dama, bien trajeada, que enseguida trueca su susto en regocijo cuando advierte que los duendes visitantes vienen sólo a cometer pillerías y necesitan su concurso.
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75. ¿No hay quien nos desate? |
El gran pajarraco que permite soñar a la razón preside la escena desesperante: ni se quieren ni se soportan, pero han de vivir no ya juntos, sino amarrados para siempre. Vaya castigo.
Dos jobenes amancebados en vano intentan desatarse por sí mismos: más nudos se dan. [Biblioteca Nacional]
Aguafuerte y aguatinta bruñida. 218x152 mm.
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76. ¿Está Vmd... pues, Como digo... eh !Cuidado! Si nó...
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Advertencias chulescas de un soldadote ridículo y nada bizarro que no consiente se dude de sus bravatas y mentiras. ¿Está Vuesa Merced?, dice retador. Y amenaza, valiente... a un enano tullido. Más bocazas cuanto más cobarde.
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77. Unos á otros | ||
Los hombres se alancean cruelmente, como si estuvieran siempre en un coso sangriento. Parece más eficaz en la carnicería el más empingorotado, sobre cabalgadura con librea. Pero no falta tampoco la gente común.
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78. Despacha, que dispiertan | ||
Los duendes o gnomos hacen su trabajo de noche, en los fogones y cocinas. Con aire de frailecillos, la fábula popular los cree divertidos, laboriosos y traviesos. Pero nadie puede verlos, sino en sueños. Como que no existen.
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79. Nadie nos ha visto | ||
Travesura de los duendes, tras su trabajo: un gran trago de vino en la bien provista bodega de la casa. ¿O son clérigos que hacen lo que no deben? En un primer dibujo, el que está de espaldas, llevaba bonete.
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80. Ya es hora | ||
Fin de la obra. Los duendes frailecillos están cansados. Bostezan, esponjan el cuerpo y se disponen a partir. Han estado mucho tiempo en la trastienda de la mente de Goya. Es hora de que se vayan. Torne a su reino la Razón.
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