Eduardo Rosales Gallinas (Madrid, 4 de noviembre de 1836-Madrid, 13 de septiembre de 1873)​ fue un pintor purista español.

    

Retrato de Eduardo Rosales, 1867, obra de Federico de Madrazo, conservado en el Museo del Prado.
Información personal
Nacimiento4 de noviembre de 1836 
Madrid (España) 
Fallecimiento13 de septiembre de 1873 
 (36 años)
Madrid (España) 
SepulturaCementerio de San Justo 
NacionalidadEspañola
Familia
CónyugeMaximina Martínez de Pedrosa (desde 1868) 
HijosCarlota Rosales Martínez de Pedrosa 
Educación
Educado en
  • Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
  • Escuelas Pías de San Antón 
Información profesional
OcupaciónPintor 
MovimientoOrientalismo 

Biografía

Hijo segundo de un modesto funcionario, estudió en las escuelas Pías de San Antón. Ingresó en 1851 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue alumno de Federico Madrazo.


Llegó a Roma en octubre de 1857 por sus propios medios y sin ayuda oficial, aunque más tarde conseguiría que le concedieran una pensión extraordinaria. Se unió al grupo de pintores españoles que se reunían en el Antico Caffè Greco (Casado del Alisal, Dióscoro Puebla, Fortuny). Allí comenzó a asociarse con los círculos puristas nazarenos, pero pronto abandonó esa tendencia, en la que hizo su primera obra de importancia, Tobías y el ángel. A continuación se interesó por un estilo más realista, en el que realizó su gran obra maestra, Doña Isabel la Católica dictando su testamento, conservada en el Museo del Prado. Acudió con ella a la Exposición Universal de París de 1867 y luego volvió a Roma, a donde le llegó un telegrama de sus amigos, el paisajista Martín Rico y Raimundo de Madrazo, dándole la noticia del éxito alcanzado por su cuadro: primera medalla de oro para extranjeros. Le concedieron también la Legión de honor.


Se casó en 1868 con su prima Maximina Martínez Pedrosa y tuvo dos hijas, de las que le sobrevivió una, Carlota. A la mayor, Eloísa, muerta al poco tiempo de nacer, puede vérsela en el cuadro Primeros pasos. En busca de mejorar su salud, pues estaba enfermo de tuberculosis, pasaba temporadas en Panticosa. En 1869 regresa definitivamente de Roma y pone estudio en Madrid. Las duras críticas que recibió su obra La muerte de Lucrecia (1871) lo desanimaron y no volvió a pintar cuadros de gran formato.


En 1872, buscando un mejor clima para su afectada salud, se trasladó a Murcia. Al proclamarse la Primera República española, le ofrecieron diversos cargos, como director del Museo del Prado o de la Academia de España en Roma, que no pudo aceptar debido a su mal estado de salud. Murió en su casa de la calle de Válgame Dios n.º 3, en Madrid, con apenas treinta y seis años de edad.2​ Enterrado en el cementerio de San Martín,3​ posteriormente sus restos fueron trasladados al Panteón de Hombres Ilustres de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, en la Sacramental de San Justo.

    


Obra

Pintó acuarelas, dibujos y numerosos retratos. Su obra más conocida es la de temática histórica. Sus primeras obras son más bien puristas, aunque posteriormente desarrolló una pintura más personal, con una pincelada suelta y abocetada, inspirada en la obra de Velázquez, tal y como reconocieron pronto sus primeros críticos.


  • Tobías y el ángel, inacabado, Museo del Prado.
  • Pascuccia, Museo del Prado.
  • Angelo, Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay. Esta obra se consideró durante muchos años ilocalizada.
  • Nena (1862), mención especial en la Exposición Nacional de 1863, en colección particular.
  • Doña Isabel la Católica dictando su testamento, Museo del Prado, primera medalla en la Exposición Nacional de 1864. Es su primer gran cuadro, su obra más conocida, en la que invirtió más de un año y medio.
  • La muerte de Lucrecia, Museo del Prado, es su segundo gran cuadro histórico, cuya realización le llevó tres años. Presentada a la Exposición Nacional de 1871, obtuvo primera medalla.
  • Doña Blanca de Navarra entregada al captal de Buch, Museo del Prado.
  • Mujer saliendo del baño, Museo del Prado.
  • Retrato del violinista Pinelli, Museo del Prado.
  • Retrato de Conchita Serrano (La condesa de Santovenia), hija del general Serrano, Museo del Prado (h. 1872).
  • Episodio de la Batalla de Tetuán, Museo del Prado.
  • Presentación de don Juan de Austria al emperador Carlos V, en Yuste, Museo del Prado.
  • Ofelia, Museo del Prado.
  • Mujer desnuda dormida, Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.

   

En 1922, fue inaugurada, en homenaje a este pintor, una gran estatua, esculpida por Mateo Inurria, en el paseo de Eduardo Rosales, en Madrid. En 1973, el Museo del Prado le dedicó la primera exposición antológica dedicada por esa importante institución a un pintor español del siglo xix.

https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Rosales

     

OBRAS

“La providencia puso sus dones más contradictorios:
talento y virtudes, desdicha y miseria… Únase a esto
una constitución socavada por la enfermedad y una
auténtica modestia, incapaz de engreimiento o de
soberbia y se tendrá el cuadro más completo de la vida
de un hombre de talento y altísima calidad moral”.
Emilio Lafuente Ferrari


    

Doña Isabel la Católica dictando su testamento, 1864, Museo del Prado.

Pocos días antes de su muerte Isabel la Católica dicta su testamento en presencia de sus familiares y colaboradores más cercanos, incluyendo el pintor a personajes destacados de su reinado pero que no pudieron estar presentes en ese momento histórico. Rosales demuestra su interés por la pintura velázqueña y su dominio del dibujo, la composición y la luz, haciendo que el blanco de la ropa de la cama concentre la atención del espectador en la protagonista: la Reina Isabel. Lo que predomina en esta composición es la armonía del conjunto. Cada personaje encuentra perfectamente su lugar; se percibe un gran sentido de las proporciones. La aparente actitud estática de los personajes obedece al estado de meditación en que parecen sumidos. Pintada durante la estancia del pintor en Roma es la obra cumbre del “género de historia” del siglo XIX y punto de partida de la modernidad en la pintura española a través de Velázquez. Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1864. Medalla de Oro en la Exposición Internacional de París 1867. Rosales dedicó a esta obra los mayores cuidados de información y realizó numerosos dibujos que se conservan en el Prado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña y en colecciones privadas.   

    


Rosales no dejó constancia de los personajes retratados. La mayor parte de los críticos creen que los representados son (1) Isabel la Católica. (2) Fernando el Católico. (3) Juana de Castilla. (4) El notario Gaspar de Grizio. (5) Los marqueses de Moya: Beatriz de Bobadilla y Andrés Cabrera. (6) Cardenal Cisneros. (7) El contador López de Cárrega. (8) Almirante de Castilla.

    

Presentación de don Juan de Austria al emperador Carlos V, en Yuste, 1869, Museo del Prado.

Carlos V enfermo de gota recibe la visita de su hijo natural don Juan de Austria que ignora su parentesco con el monarca. La existencia de Don Juan había sido mantenida en secreto durante mucho tiempo, siendo conocido el niño con el nombre de Jeromín. El emperador Carlos V aparece junto a una ventana, sentado debido a los continuos ataques de gota, cubiertas las piernas con una manta, reposándolas sobre un cojín. El emperador se acompaña de un mastín y de dos frailes jerónimos. En el extremo opuesto de la composición se ubican los nobles de la corte imperial y el tímido Don Juan, vestido de azul intenso, presentado a su padre por su tutor, don Luis de Quijada. La técnica exhibida por Rosales es de una gran riqueza plástica ya que consigue crear las figuras con un empastado y breve toque, aunque no renuncie a su riguroso dibujo y a la volumetría del modelado de los personajes. A pesar de reducido tamaño, la escena no pierde monumentalidad ni transcendencia, ubicando con maestría a los personajes en escena, trabajando de manera acertada el tratamiento de la luz, creando una excelente sensación atmosférica que recuerda a Velázquez. Legado de la Duquesa Vda. de Bailén. 1919.    

    

El violinista Ettore Pinelli, óleo sobre lienzo, 100 x 75 cm, Museo del Prado, 1869.

El violinista compositor y director de orquesta Ettore Pinelli mantuvo una estrecha relación con Rosales. Construido a base de grandes planos, una reducida paleta de ocres y pardos y una iluminación dirigida, este retrato es una de las obras maestras del pintor en este género. Ejemplo antológico de la retratista española del siglo XIX. La sensación atmosférica conseguida hablan de la influencia de Velázquez en la pintura de Rosales al igual que la captación psicológica del personaje. Rosales quiso aprender a tocar el violín debido a que por su enfermedad había perdido mucha vista y temía quedarse ciego. Por medio de la música tendría una forma de ganarse la vida. Adquirido por el Estado en 1939 por 20.000 pesetas. 

        

Episodio de la Batalla de Tetuán, 1868, Museo del Prado.

    

La muerte de Lucrecia, 1871, Museo del Prado.

La patricia romana Lucrecia se suicida tras ser violada por el hijo del rey de Roma, lo que provoca el fin de la Monarquía y la proclamación de la República en el año 510 a. C. Su padre y su esposo sostienen su cuerpo inerte mientras Bruto jura venganza, en una composición llena de dramatismo y teatralidad. Rosales siempre consideró este lienzo como su mejor obra, pero fue objeto de grandes críticas por su desconcertante modernidad, su audacia técnica y la atrevida utilización del color y el claroscuro. En su defensa el propio pintor justificó estos efectos en aras de una impresión vigorosa, de un mayor dramatismo de la escena “que debe ante todo hablar al alma y no el sentido”. Y a los que calificaban el cuadro de “un gran boceto”, Rosales les contestó “el cuadro no está terminado, pero está hecho”. Primera medalla en Exposición Nacional de Bellas Artes de 1871. En 1882 el Estado adquirió el lienzo a la viuda de Rosales por 35.000 Pts.     

     


El grupo principal se inscribe en un triángulo. Personajes: (1) Lucrecia, (2) Spurio Lucrecio, (3) Colatino, (4) Julio César Bruto, (5) Valerio.

     

    

Ofelia (c. 1860-1871), Museo del Prado. (Inacabada)

Ofelia. Personaje de la tragedia Hamlet, escrita por William Shakespeaee. Murió ahogada al caer a un arroyo intentando colocar unas guirnaldas de flores en unas ramas.    

    

Tobías y el ángel, 1858-1863, Museo del Prado.

El arcángel san Rafael ordena a un asustado Tobías que extraiga la hiel de un gran pez para curar la ceguera de su padre (Tobías 6,1-4). La obra refleja la influencia de la estética nazarena que el joven Rosales descubrió en Roma. Su aspecto inacabado es su principal atractivo y le da un aire de sorprendente modernidad. Éste cuadro lo quiso presentar para justificar la “beca de gracia” que le otorgó Isabel II en 1856 para estudiar en Roma. Rosales no estaba satisfecho y presentó en su lugar “El éxtasis de Santa Catalina”, copia del Sodoma que se encuentra en la iglesia de Santo Domingo, en Siena. El vestido de Tobías es la mancha más obscura del cuadro. Es interesante el fondo del paisaje con montañas azuladas y playa. Adquirido por el Estado en 1879 por 2.500 pesetas.    

      

Mujer al salir del baño, hacia 1869, Museo del Prado.

Considerado el más hermoso desnudo de la pintura española del siglo XIX. Se trata de un esbozo voluntariamente no acabado por el pintor que busca la máxima capacidad expresiva y logra captar toda la sensualidad del cuerpo femenino con una técnica rápida y sintética junto a un absoluto dominio del tratamiento de la luz. La pintura la adquirió el Prado en 1878 por 3.500 pts. En el bastidor de este cuadro Rosales escribió: “Realizado en una sola sesión”.    

    

Mujer desnuda dormida, 1861, Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.

   

Retrato del político y jurista español Antonio de los Ríos Rosas (1812-1873).

     

Celda prioral del monasterio de El Escorial (Museo del Prado)

    

Conchita Serrano Dominguez Eduardo Rosales 1871.

El retrato de Rosales muestra a la niña con once años de edad, en una actitud muy graciosa y segura de su posición social, justo en el momento de mayor poder político de su padre como Presidente del Gobierno. Figuró en 1871 en la Exposición Nacional de Bellas Artes, donde chocó por su alejamiento del retrato hasta entonces habitual en España. La mayor monumentalidad con que el pintor dota la figura, la perfecta captación de las calidades de telas, las variaciones de tonos que producen los reflejos fueron aspectos muy impactantes. A esto se une el conocimiento de la tradición pictórica española, al situar a la niña en un entorno muy similar al retrato del Príncipe Baltasar Carlos cazador, realizado por Velázquez. Del mismo modo la pose recuerda a ciertos retratos reales realizados por Goya.

   

Ciociaria (c.1862)

Identificada con Pascucia, campesina del Lacio que ejercía de modelo para muchos pintores europeos afincados en Roma.   

    

Diogenes.

    

El Duque Fernán Núñez (Colección particular, Madrid, c. 1868)

    

Estigmatización de Santa Catalina de Siena

    

Retrato imaginario de García Aznar († 922), V conde de Aragón e hijo del conde Aznar II Galíndez, a quien sucedió como conde de Aragón.

    

Retrato del escritor, dramaturgo, poeta, filólogo y crítico español Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880). Museo de Zaragoza.

    

Maximina Martínez de la Pedrosa, esposa del artista, por Eduardo Rosales.

Sobre fondo oscuro, la prima y esposa del artista está representada de busto, en un ligero giro a la derecha. Viste de azul con los hombros cubiertos por un tul negro transparente y con el cabello recogido. El cuadro fue realizado, cuando la joven contaba unos 21 años y tiempo antes de su matrimonio, y en él, Rosales aborda y plasma con gran libertad sentimientos de ternura y amor hacia la retratada. Además de la manifiesta influencia velazqueña, es de resaltar la técnica rápida y suelta de su ejecución combinada con elementos de mayor modernidad muy cercanos a algunos aspectos de la obra de Manet o Degas, especialmente destacados en la plasticidad de algunos objetos como el tul, la flor del escote o la hebilla del cinturón. La obra fue pintada sobre un bastidor rectangular, para ser enmarcada en óvalo.

     

Retrato de Alejo Vera y Estaca realizado por Eduardo Rosales en 1864.

    

The shepherd (1870)

    

Vicente Asuero y Cortázar

    

Alegoria de la musica palacio portugalete.

   

Eduardo Rosales: Autorretrato. 1852. Lápiz/papel. 110 x 76 mm. Colección privada.

   

    

Eduardo Rosales: Autorretrato. 1863. O/L. 44 x 39 cm. Colección Payá. (Al fondo el perfil de Carlota).
    

    

El Salón del Prado y la iglesia de San Jerónimo Hacia 1871 Lienzo, 142 x 297,5 cm 

ICONOGRAFÍA De izquierda a derecha, la puerta de Felipe IV del Retiro, la iglesia de San Jerónimo el Real, el Museo del Prado y la fuente de Neptuno.  

      

     


     

Boceto para la estancia de “D. Juan de Austria es presentado a Carlos V en Yuste”. Hacia 1871. Lienzo, 40 x 31 cm. ICONOGRAFÍA Este boceto le sirvió a Rosales para ambientar parte de la estancia que sirvió de escenario para su obra definitiva. Es la sala de Constantino en las “estancias” de Rafael en el Vaticano.

    

“Una niña sentada en una silla con un gato” (Nena). L. 95x75 cm. 1863. Col. Privada

      

Tronco. Apunte de árbol. L. 32x23,5 cm. Col privada.

    

   

    

   

     

    

     

     

    

    

     

    

      

     

 La Virgen de la Paloma. 1870(?).

(sin datos de medidas). Perdido en

la Guerra Civil. 1936. Perteneció a la

Duquesa de Alba.    

     

Retrato de la hija de Carderera.

L. 74x60 cm. 1865. Col. privada.   

    

San Isidro Labrador.

L. 42x34,5 cm. 1865(?)

Propiedad: Marqués de Casa Torres en 1973.

       


Aldeanas en las cercanías de Roma.

L. 111,5 x 76 cm. 1866.

Col. Masaveu.

   

   

  

    

     

    

    

   

     

   

    

     

     

    

     

     

    

      

      

     

       

San Juan evangelista. L. 16x22cm. 1873. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid.