Coste: 44 millones de dólares

Recaudación USA: 26 millones



     

Joan Collins ya se había quedado en el camino a causa de disputas con­tractuales, así que cuando la Fox ofreció a Elizabeth Taylor la oportunidad de interpretar a la reina del Nilo, dudaban que aceptase. Se­guro, bromeó Taylor; lo haré por un millón de dólares. La Fox aceptó, y Taylor se convirtió en la primera estre­lla femenina en cobrar esa cantidad por trabajar en un film.



Poco después del comienzo del ro­daje en Inglaterra, Taylor sufrió una meningitis que le impidió trabajar du­rante dos meses. Como su presencia era necesaria en casi todas las esce­nas, el rodaje se vio obligado a dete­nerse. El director Rouben Mamoulian acabó harto de todo y abandonó el proyecto el 3 de enero de 1961. Las estrellas masculinas, Peter Finch y Stephen Boyd, que tenían que cum­plir otros contratos, no tardaron en seguir el mismo camino, siendo re­emplazadas por Rex Harrison y Ri­chard Burton. Los problemas de sa­lud de Taylor -a la neumonía le siguió una traqueotomía de emergencia- no evitaron que iniciara un romance con Burton (ambas estrellas estaban to­davía casadas). El jefe de la Fox, Darryl Zanuck, intentó persuadirles del efecto negativo que su relación ilí­cita podría tener sobre la publicidad de la película. Los abogados de Bur­ton contrarrestaron amenazando con investigar a Zanuck. El asunto fue re­suelto en los tribunales.


Como la enfermedad de Taylor la obligó a trabajar alejada del (mal) tiempo británico durante seis meses, la producción al completo se trasladó a los estudios romanos de Cinecittá (los decorados y las secuencias ya filmadas fueron descartados y reciclados en Cuidado con Cleopatra). Taylor se fue a pasar un fin de semana con Burton y regresó con un ojo morado y un corte en la nariz, retrasando la producción dos semanas más; se perdió otro día cuando Taylor apare­ció en el plato con los ojos hinchados después de una noche de llanto tras una visita de la mujer de Burton. El Vaticano calificó el asunto de cáncer y varios empleados de Cinecittá roba­ron millones de dólares en equipo, quizá en protesta por aquel asunto contra la ley divina, quizá no. Los baños de sol de Taylor y los cambios de tono de su piel también supusie­ron que en la mayor parte de sus escenas el color necesitara ser co­rregido artificialmente. Enfadados por los retrasos y la mala prensa, los exhibidores norteamericanos in­tentaron demandar a Fox por 32 mi­llones de dólares, alegando que los problemas habían reducido el valor del film de forma significativa. Mila­grosamente, Cleopatra recaudó 26 millones de dólares, lo cual la con­virtió en casi un hit en 1963. Si no fuera porque costó cerca del doble de lo que recaudó.